En cierto modo, podríamos lanzar la hipótesis de que en España se está produciendo un experimento socio-sanitario a gran escala con respecto al consumo de cannabis. El hecho que existan más de 1.200 Clubes Sociales de Cannabis (CSC) en todo el territorio, dispensando cannabis y derivados a centenares de miles de personas, así lo acredita. A causa de la falta de regulación específica de la actividad de los CSC, una de las debilidades de este gran experimento social es que casi no existen datos que permitan monitorizar y mejorar el seguimiento de lo que está ocurriendo. A continuación, hacemos un repaso de algunos de los pocos estudios y publicaciones que se han hecho sobre los CSC bajo el prisma de la reducción de riesgos.
Los Clubes Sociales de Cannabis son laboratorios donde se pueden recoger datos muy interesantes que servirían para ensayar multitud de programas de prevención y de reducción de riesgos que implican a las personas consumidoras y los profesionales del ámbito de las drogas y la salud. Desde el ámbito de la investigación científica se han publicado muy pocos estudios en esta dirección y en este texto haremos un resumen de los más destacados.
El primer estudio, publicado en 2019, en la revista Journal of Drug Issues, lleva por título “Usos y hábitos de los protagonistas de la historia: los clubes sociales del cannabis en Barcelona”* y se hizo a partir de entrevistas a 155 miembros de CSC de la provincia de Barcelona.
* Parés-Franquero, Ò., Jubert-Cortiella, X., Olivares-Gálvez, S., Díaz-Castellano, A., Jiménez-Garrido, D. F., & Bouso, J. C. (2019). Use and Habits of the Protagonists of the Story: Cannabis Social Clubs in Barcelona. Journal of Drug Issues, 49(4), 607–624. https://doi.org/10.1177/0022042619852780
Sobre los patrones de consumo
Uno de los argumentos habituales en el debate sobre la regulación del cannabis es si facilitar el acceso comporta necesariamente un aumento del consumo. Según los resultados de este estudio, sólo el 18,07% de la muestra informó de un aumento en el consumo después de convertirse en miembro del CSC, mientras que el 13,55% declaró que este aumento en el consumo llegó a un punto máximo y después disminuyó. Eso quiere decir que sólo el 4,52% de los participantes informaron de que su consumo de cannabis había seguido aumentando desde que se incorporaron al club. De la muestra, casi la mitad (47,66%) respondió que seguía consumiendo la misma cantidad que antes de ser miembro, y casi el 25% de la muestra informó de un consumo intermitente de cannabis. Eso es congruente con los datos que muestran que sólo el 68,39% de la muestra de miembros del CSC consumían cannabis diariamente.
Es decir, a pesar de las limitaciones de este estudio, se podría considerar que en la inmensa mayoría de los entrevistados el consumo no aumentó por el hecho de acceder al cannabis a través de un CSC. Aunque esta conclusión no permite afirmar rotundamente que los CSC no promueven el consumo de cannabis. Para complementar esta mirada a pie de CSC, es interesante hacer un inciso y analizar con una mirada macro qué pasó en la sociedad catalana que fue el epicentro del surgimiento de los CSC, pasando de un solo CSC en el 2006, a 150 en el 2010 y, a más de 300, hacia 2015.
Como se puede comprobar, del 2007 al 2015, cuando hizo eclosión el modelo de CSC (pasando de 2 CSC a más de 350, en Cataluña) las prevalencias de consumo de cannabis en la sociedad catalana no variaron significativamente.
Formas de consumo
Como ya hemos tratado en otras entradas del blog RdRCannabis debido a la historia y tradición particular de nuestro contexto, muy relacionada con la cultura del hachís, la mayoría de personas que consumen cannabis lo hace fumándolo mezclado con tabaco. Así lo corroboró este estudio donde 100 de las 155 personas entrevistadas afirmó que habitualmente utilizaba esta forma de consumo. Sólo 14 personas aseguraron que consumían cannabis en combustión y, sólo 7, decían tener la vaporización como forma de consumo habitual.
Fuentes para obtener cannabis después de unirse a un CSC
El estudio que estamos analizando preguntó a los entrevistados de dónde obtenían el cannabis antes de ser socios del CSC y, si en el punto de compra, podían acceder a otras sustancias. Un 37% de la muestra decía que antes de ser socio compraba principalmente en espacios públicos y un 47% lo hacía en la casa del traficante. Estos porcentajes disminuyeron drásticamente una vez formaron parte del CSC (2% compra en el espacio público y un 6,5% en casa del camello). Con respecto al potencial acceso a otras sustancias en el lugar donde habían obtenido cannabis antes de incorporarse a un CSC, el 34,19% podía obtener éxtasis, el 32,90% obtenía anfetaminas, el 38,06% tenía acceso a la cocaína, el 27,10% accedía al LSD, el 11,61% dijo que también podía obtener opiáceos y, el 9,68% de los usuarios, escogió la respuesta “otros”.
Espacios de consumo de los miembros de CSC
Uno de los riesgos para las personas consumidoras es el riesgo legal. Exactamente la misma situación que vivía hace 30 años quien consumía drogas y, justamente, uno de los aspectos que se intentó corregir con la creación de las salas de consumo higiénico de drogas. Es por eso que los CSC pueden ser vistos como espacios de seguridad para las personas consumidoras y representan una alternativa al consumo en la vía pública. Esta realidad puede representar una disminución de las sanciones por consumo a las cuales están sobreexpuestas personas de ciertos grupos más vulnerables.
De hecho, según los resultados del estudio, los lugares más utilizados (“normalmente”) para el consumo son los lugares privados y los CSC (un 78% y un 67%, respectivamente). En torno al 15% de los encuestados indica consumir cannabis ocasionalmente en un coche. Esta respuesta abre la puerta a diseñar intervenciones específicas con respecto a disminuir los riesgos asociados al consumo de cannabis y la conducción.
Problemas legales derivados del consumo de cannabis
Una de las preguntas que hizo el equipo investigador del estudio a los participantes fue la cantidad de multas por consumo o tenencia de cannabis en la vía pública que habían recibido antes y después de formar parte del Club Social de Cannabis.
Antes de ser socios, un 31% de la muestra (48 personas) habían recibido una multa (25 personas) o dos multas o más (23 personas). Una vez asociadas, sólo 17 personas habían recibido una sanción, 14 de las cuales una multa y 3 personas dos multas o más.
Por lo tanto, una vez analizados los dos puntos anteriores, podemos entender que el modelo de CSC puede ser un agente de protección ante los riesgos legales asociados al cannabis.
Evaluación de los servicios de reducción de riesgos de los CSC por parte de sus miembros
Según la muestra, las principales ventajas de unirse a un CSC son que estos “ofrecen más información sobre la calidad del producto y los riesgos del consumo de cannabis” así como “la protección, seguridad y tranquilidad que ofrece el CSC”.
Cerca de la mitad de las personas entrevistadas (48,38%) indicaron que el CSC les había “proporcionado recursos para reducir sus patrones habituales de consumo”, como evaluaciones diarias o mensuales del consumo de cannabis. El 100% de los entrevistados dijo que este era un aspecto positivo y, al hacerles una pregunta abierta sobre “¿Qué ha significado para ti la evaluación continua de los patrones de consumo”?, respondieron:
- “Me dijeron cuánto consumía al mes y eso me hizo más consciente de mi consumo”,
- “Saber más sobre mi consumo me ayuda a controlarlo mejor”,
- “Reducir el consumo hasta que no se consuma más, ya que actualmente soy un activista que cree en el movimiento”,
- “Mejoró la gestión de mi uso”.
Para el 30,86% de los entrevistados, evaluar su consumo de manera periódica los ayudó a reducir el consumo. El 27,74% participaron en talleres sobre el uso responsable, organizados por los CSC.
Más de la mitad de la muestra (58%) valoró de forma muy positiva la disponibilidad de información creíble y objetiva sobre los riesgos del consumo de cannabis. Un 57% de estos estaba muy de acuerdo con la afirmación que “desde que soy socio del CSC he reflexionado más sobre los riesgos asociados al consumo y los potenciales daños que se derivan”. Una proporción mayor, un 65% consideraba que “la autogestión del consumo que ofrece el dispensario del CSC reduce los riesgos asociados al consumo” y, una proporción parecida, consideró que “el servicio del dispensario me ha ayudado a prevenir riesgos para la salud”. Por último, un 61% afirmaba que el uso del dispensario había incrementado sus alternativas hacia un consumo más saludable.
Aparte de abordar el uso responsable, algunos CSC de la muestra también organizaron talleres sobre otros temas relevantes. Sólo 28 de los entrevistados declararon haber participado en uno de estos talleres; el 93,18% afirmó que “había recibido la información de calidad que necesitaba”; el 93,18% respondió que el taller ayudó a “prevenir riesgos para la salud”; el 75,00% opinó que “después de participar en el taller, hemos adoptado alternativas de uso más saludables” y, para el 90,91%, el taller “fue satisfactorio”.
Finalmente, es interesante resaltar los resultados de la pregunta que se hizo a los participantes: “¿Crees que estás lo bastante informado sobre el cannabis?”. Un 82% de las respuestas indicaron que se sentían “completamente” o “adecuadamente informados”, el 17% dijo que “parcialmente” y, sólo un 1%, afirmó estar “mal informado”.
Algunas conclusiones:
Según los datos del estudio, cada vez tenemos más pistas que cuestionan la idea de que las alternativas al mercado ilícito promueven el consumo. De hecho, cuanto más se estudia el modelo de CSC más claro se ve que éste protege a las personas consumidoras y también a la sociedad en su conjunto de algunos de los efectos no deseados de las políticas basadas en la prohibición.
Sobre la cuestión de los métodos de consumo de cannabis en el contexto de los CSC hace falta levantar una bandera y potencialmente convertir a los CSC en punta de lanza con respecto a la educación y oferta de alternativas al consumo de más riesgo, que es el clásico porro con tabaco y sin filtro. En el blog de Rdrcannabis encontraréis diferentes pistas para hacerlo.
A pesar de que la existencia de los coffee shops holandeses es conocida en todo el mundo, no lo es tanto uno de los principales motivos que condujeron a darles un encaje legal en el año 1976. Lo que se conoce como la “política de tolerancia” holandesa tiene una relación directa con el esfuerzo por conseguir una “separación de mercados”. ¿De qué mercados? Pues entre el de las llamadas “drogas duras” y el de las “drogas blandas”, es decir, separar la venta de cannabis del resto de drogas declaradas ilícitas. El pragmatismo europeo entendió que para proteger su juventud de los consumos con más daños era preferible facilitar el acceso a una sustancia con menos riesgos y dificultar el acceso a las más peligrosas. A partir del estudio que hemos repasado, podemos observar cómo el modelo de CSC también ofrece esta separación de mercados que hace casi 50 años los holandeses impulsaron con el fin de proteger la salud de las personas consumidoras.
El segundo estudio que presentamos lleva por título “Investigación cualitativa en clubs sociales de cannabis españoles: ‘En el momento en que entras por la puerta, estás minimizando los riesgos'”*. Esta investigación fue realizada por un equipo de investigadoras de la República Checa y publicada en el International Journal of Drug Policy, en 2016.
* Belackova V, Tomkova A, Zabransky T. Qualitative research in Spanish cannabis social clubs: “The moment you enter the door, you are minimising the risks”. Int J Drug Policy. 2016 Aug; 34:49-57. doi: 10.1016/j.drugpo.2016.04.009. Epub 2016 Apr 20. PMID: 27461986.
La pregunta que quería responder el estudio era si los CSC pueden reducir riesgos, en concreto, en cuatro aspectos:
- Riesgos respiratorios y otros riesgos para la salud
- Riesgos para la salud mental
- Riesgo de dependencia
- Riesgos sociales
Con el fin de recoger y analizar la información se entrevistaron 94 personas que participaron en un total de 14 grupos focales en el País Vasco, Cataluña, las Islas Baleares y Galicia.
Riesgos respiratorios y otros riesgos para la salud
Según el estudio, los miembros de los CSC son capaces de evaluar la presencia de contaminantes o adulterantes nocivos del cannabis y hay mecanismos de control a través de los cuales se puede conocer mejor la calidad del producto.
Es decir, los CSC no alivian los riesgos respiratorios derivados de fumar cannabis pero reducen significativamente los riesgos para la salud del consumo de derivados del cannabis que contienen contaminantes, mohos o adulteraciones desconocidas.
Riesgos para la salud mental
Los consumidores de cannabis del estudio no proporcionaron información específica sobre una reducción de los riesgos para la salud mental pero el nivel de información sobre diferentes tipos de efectos junto con la disponibilidad de diferentes variedades (poco habitual en el mercado ilegal) les permitirían adaptar mejor su consumo de cannabis al estado psíquico deseado o a la actividad diaria.
Esta capacidad es un aspecto importante para alcanzar un mayor bienestar mental.
Riesgos sociales
Los riesgos penales y el estigma se reducen a medida que los consumidores de cannabis entran en el entorno de los CSC. Este aspecto destaca el potencial papel que los CSC pueden tener como estrategias de reducción de riesgos/daños.
Los CSC ofrecen un entorno único para futuras intervenciones y propuestas educativas. Estos operan como espacios de cohesión social y la información compartida entre consumidores de cannabis puede tener un efecto sinérgico importante, que se consigue mediante un control social informal.
En tercer lugar, presentamos una comunicación corta escrita por Anna Obradors, publicada en el 2021, en la revista International Journal of Drug Policy. Con el título de “Reducción de daños y clubes sociales de cannabis: explorando su verdadero potencial”* se presenta el resultado de una encuesta online realizada a 15 CSC que pertenecen a la CATFAC. De esta muestra, 10 CSC tenían entre 50 y 200 miembros y, 5 CSC, no más de 500.
*Obradors-Pineda, a., Bouso JC., Parés-Franquero Ò., Romaní O,. (2021). Harm reduction and cannabis social clubs: Exploring their true potential. International Journal of Drug Policy Volume 97, November 2021, 103358. https://doi.org/10.1016/j.drugpo.2021.103358
La encuesta suministrada agrupaba los servicios de reducción de daños en 3 categorías:
Infromación:
- 11 de 15 CSC ofrecían información gráfica (carteles) sobre reducción de riesgos
- Uno de ellos enviaba mensualmente el historial de consumo a sus miembros
- 11 de 15 podían ofrecer a sus miembros su historial de consumo bajo demanda
Servicios:
- 12 de 15 ofrecían acceso gratuito a agua.
- Sólo 1 ofrecía filtros para el consumo con menos riesgo.
- 11 de 15 ofrecían acceso gratuito a vaporizadores y otros dispositivos.
- 11 de 15 contaban con servicio de custodia del cannabis por si los socios no querían sacarlo fuera.
- Sólo 4 de 15 tenían conocimiento de dónde derivar a un miembro con un consumo problemático.
- La mitad, 7 de 15, tenían una alianza con organizaciones dedicadas al cannabis medicinal.
Producto:
- 10 de 15 mostraban información sobre la calidad del cannabis del dispensario
- 6 de 15 contaban con métodos de análisis propios de la calidad del cannabis del dispensario
En el estudio se pueden encontrar otros datos de interés y unas interesantes conclusiones que van dibujando como se puede extraer el máximo potencial de los CSC para la reducción de riesgos.
Una vez acabada la síntesis de los resultados de estos tres estudios podemos pensar que el modelo de CSC es una opción muy interesante y privilegiada con el fin de desarrollar y establecer mecanismos de reducción de riesgos frente al consumo de cannabis.
Justamente en esta intersección es donde se erige el proyecto RdRcannabis, una iniciativa surgida de la Subdirección General de Drogodependencias que cuenta con el impulso de las personas que trabajan o colaboran con CSC de Cataluña. Un proyecto que ofrece materiales y recursos educativos hechos a medida de las demandas del público diana, y también formación a formadores (trabajadores y representantes de CSC). Rdrcannabis quiere aprender de las diferentes realidades que coexisten dentro del ecosistema de los CSC.
¡Estáis todas invitadas!
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