Fumar sin filtro es aumentar los riesgos; ergo, el filtro aumenta los beneficios (2/2)

En un post anterior examinamos el origen de los filtros en los cigarrillos en los años cincuenta del siglo pasado; también, algunas maneras de concebir la reducción de riesgos asociada a la combustión del cannabis y, por último, algunas de las principales características de cinco de los filtros más populares en nuestro entorno. Pero todavía nos queda evaluar más a fondo la cuestión de los daños en la salud relacionados con el humo y, en particular, al humo del cannabis, y también revisar diferentes maneras de reducir los riesgos asociados a la combustión, examinando hasta seis tipos de filtro que se están popularizando últimamente.

Si damos un repaso a lo que dice la investigación científica, observamos que hay algunas evidencias que indican que el humo de combustión de la marihuana se asocia con un mayor riesgo de sufrir tos crónica y con el aumento de la producción de flema. En relación con el cáncer, un estudio publicado en el European Respiratory Journal constató que el riesgo de cáncer de pulmón aumenta un 8% por cada año que una persona fuma cannabis diariamente. Aunque, si se fuma sólo marihuana, no encontraremos nicotina, sí que el humo igualmente contiene carcinógenos similares a los del humo del tabaco. El primer estudio citado ─obra de la California Environmental Protection Agency─ demostró que el humo de marihuana contiene “al menos 33 carcinógenos individuales, presentes tanto en el humo de la marihuana como en el humo del tabaco, como el benzopireno y el benzantraceno.

Los porros de marihuana sola “se lían” con menos presión que los cigarrillos de tabaco, lo cual comporta que se inhale más humo y alquitrán. Asimismo, en los estudios se ha visto que quien fuma marihuana tiende a inhalar más profundamente y a mantener el humo en los pulmones más tiempo, amplificando así los efectos negativos de las sustancias tóxicas del humo. Recordamos que es una práctica poco eficiente, ya que nuestros pulmones absorben más del 90% de los canabinoides de manera inmediata. Por lo tanto, aguantar el humo sólo incrementa los efectos no deseados en detrimento de los beneficios esperados. La entrada de humo en la boca, a causa de los subproductos que se generan durante la combustión, puede provocar lesiones. Las lesiones pueden aparecer tanto en las mucosas como en las encías ─por ejemplo, caries.

Se tiene que decir que en nuestro contexto y, seguramente, a causa de nuestro pasado reciente de consumo de hachís con tabaco, lo más habitual es que la gente fume porros de marihuana mezclada con tabaco, a menudo con filtro de cartón. En este sentido, el daño más común asociado al consumo de cannabis fumado es, en primer lugar, la adicción a la nicotina. Esta adición puede comportar accidentes vasculares cerebrales, infartos de miocardio, asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Hay dos tipos principales de EPOC: la bronquitis crónica, definida por una tos prolongada con moco, y el enfisema pulmonar, caracterizado por la destrucción de los pulmones con el tiempo. Si quiere conocer los síntomas, puede consultar la web del Departamento de Salud.

Maneras de reducir riesgos asociados al humo

Un aspecto que puede ayudar a disminuir los riesgos del humo es no consumir los porros en un espacio cerrado. Lo mejor es estar en un sitio con una ventana abierta o tener encendido un ventilador o extractor de humo. El humo contiene diferentes tipos de contaminantes ─toxinas y partículas─, que pueden tener un efecto negativo tanto en quien esté fumando como en cualquier persona que inhale el humo.

Reducir la cantidad de papel que utilizamos para manufacturar los porros es una buena opción ya que el papel que sobra es un extra de humo que no contiene tetrahidrocanabinol (THC). Es mejor utilizar papeles de fumar sin ningún tipo de tinta añadida.

Por descontado que, si no ponemos filtro ─sea un cigarrillo o un porro─, podemos producirnos microquemaduras en los labios que podrían volverse crónicas. Cuanto más largo sea el filtro o más capacidad tenga para enfriar el humo inhalado, más reduciremos los riesgos. En este sentido, para seguir profundizando en el mundo de los filtros y su potencial contra los daños del humo, aunque sabemos que ninguno de ellos tiene la capacidad de filtrar totalmente las sustancias tóxicas producidas por la combustión de materia vegetal, a continuación examinamos seis variantes de filtros que se pueden encontrar en el mercado y que complementan la información expuesta en el post anterior de Rdrcannabis, dedicado a la cuestión de los filtros:

  • Filtros de vidrio. Ayudan a enfriar el humo cuando pasa. Suelen ser de vidrio de borosilicato, un material muy resistente al choque térmico, que se utiliza para la fabricación de instrumentos de laboratorio y utensilios de cocina. Asimismo, además de ser bastante económicos, son reciclables, de manera que contribuyen a un consumo más sostenible para el ecosistema al no generar residuos.
  • Filtros de cerámica. En la misma línea que los anteriores, existen los filtros de cerámica. Son más resistentes que los de vidrio y también ayudan a mantener el punto de contacto entre la boca y el filtro seco y el humo fresco. Son muy fáciles de limpiar ─en remojo, en alcohol.
  • Filtros de plástico de grado alimenticio y de silicona. Son una innovación reciente. Dentro de este filtro hay una cámara con perlas de silicona. El humo la traviesa y captura el alquitrán y al mismo tiempo, dentro de la cámara, el humo se enfría. Parece que su precio es demasiado alto lo que dificulta que se puedan adquirir a gran escala, pero es una opción que se tendría que considerar si se quieren reducir riesgos asociados a la combustión.
  • Filtros sólo de silicona. Aunque no son demasiado populares, pueden resultar útiles para evitar que algunas partículas del cannabis entren en la boca. Estos filtros facilitan fumar todo el porro sin quemarse los dedos. Son baratos y muy fáciles de limpiar ─con alcohol.
  • Filtros de carbón activado. Actualmente, en nuestro contexto, es fácil encontrar. Y cada vez serán más habituales. Se trata de filtros con pequeños trozos de carbón en el interior a la espera de su activación. Como filtro natural en sí, el carbón vegetal ofrece beneficios para mejorar la experiencia de fumar al retener alquitrán y otras partículas que irritan la mucosa de la boca y el aparato respiratorio. El público valora la capacidad de proporcionar una experiencia de fumar más suave para el sistema respiratorio. Alguno de los modelos actuales todavía presenta problemas de obstrucción y filtración de residuos, pero es cuestión de poco tiempo para que mejoren.
  • Filtros de cáscara de maíz ecológico. Es la última novedad en el mercado americano y no está claro si tienen mucho futuro. Se venden anunciando que enfrían el humo y mantienen el sabor del cannabis al máximo. Además, evitan el paso de partículas de cannabis a la boca. Las marcas comerciales están incorporando cápsulas de sabor a los filtros. Estas se activan al hacerlas estallar, antes del consumo. La cápsula libera un aceite esencial de calidad alimentaria que está impregnado de terpenos. Ello, según lo que anuncian, favorece una calada llena de nuevas sensaciones y matices.

La vaporización es la única manera efectiva de no inhalar subproductos de la combustión y, por lo tanto, la mejor estrategia de reducir riesgos y daños asociados al humo de la combustión. Utilizar filtros es un arma de doble filo ya que, al sentirnos “más seguros” por el hecho de usarlos, podemos acabar fumando más de la cuenta y eso va en detrimento de nuestros pulmones.

2023-11-23T13:34:47+00:00

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