Es bien conocido que el tiempo de eliminación de los restos (metabolitos) de cannabis del cuerpo de la persona que lo ha consumido es mucho más lento que el de cualquier otra sustancia que pueda ser detectada en un control (alcohol, anfetaminas, benzodiacepinas, cocaína, MDMA, metanfetamina y opiáceos). Si el alcohol desaparece en pocas horas del cuerpo y los estimulantes tardan tres o cuatro días, en el caso del cannabis, hay persones que dan positivo hasta tres semanas después del último consumo.
Es bien conocido que el tiempo de eliminación de los restos (metabolitos) de cannabis del cuerpo de la persona que lo ha consumido es mucho más lento que el de cualquier otra sustancia que pueda ser detectada en un control (alcohol, anfetaminas, benzodiacepinas, cocaína, MDMA, metanfetamina y opiáceos). Si el alcohol desaparece en pocas horas del cuerpo y los estimulantes tardan tres o cuatro días, en el caso del cannabis, hay persones que dan positivo hasta tres semanas después del último consumo. Varios factores influirán en el ritmo de eliminación, por ejemplo, si la persona es consumidora esporádica o habitual o, en función de su peso y la cantidad del tejido adiposo que tenga, puesto que allí se alojan los metabolitos y son liberados lentamente.
Por otro lado, a medida que más países implementan programas de acceso al cannabis (medicinal o para uso adulto) vemos cómo se proponen diferentes modelos normativos sobre las pruebas de consumo de drogas y conducción. Al comparar estas propuestas con las de países donde no hay leyes de acceso al cannabis es fácilmente comprobable que queda mucho trabajo para hacer antes de poder aseverar que tenemos un conocimiento básico sobre cómo afecta el cannabis a la conducción. Hoy en día conviven políticas de “tolerancia 0” con políticas muy tolerantes con el consumo. Los retos por el futuro son: determinar científicamente los umbrales a partir de los cuales la conducción es peligrosa, avanzar en la especificidad, en la sensibilidad y en las garantías de análisis de los controles, trabajar en la determinación cuantitativa de los consumos y tratar de discriminar los falsos positivos que puedan dar consumos antiguos.
En un plano más terrenal, más allá de consideraciones teóricas y los debates jurídicos, encontramos la actual Ley de Tráfico que sanciona tanto un positivo como la afectación del cannabis a la conducción. A continuación, encontrarás una síntesis de los puntos más relevantes del texto legal, así como el resumen de algunas publicaciones científicas que nos poden ayudar a contextualizar este interesante debate y sus derivadas.
Partimos de la premisa que el consumo de cannabis nos afecta de varias maneras: en el ámbito perceptivo (los sentidos), cognitivo (memoria, atención…) y psicomotor (tiempo de respuesta, coordinación de movimientos…). La influencia en la conducción del cannabis varía en función de la cantidad que se ha consumido y del tiempo que ha pasado desde el consumo. También es sabido que quien consume habitualmente muestra menor afectación que quien consume esporádicamente, a no ser que lo combine con el consumo de alcohol, puesto que se dispara el riesgo de tener un accidente.
La cuestión de la prueba de consumo de drogas genera bastante controversia a nivel internacional. De hecho, tal como sucede con el alcohol, cada país aplica un criterio diferente al respecto. En nuestro contexto, se utiliza un alcoholímetro para determinar el grado de intoxicación de la persona y, con un instrumento diferente, el Drogotest (conocido también como “chupa-chup”), se detecta en saliva la presencia (o no) de metabolitos fruto de “la digestión” de las diferentes sustancias psicoactivas que la persona haya ingerido.
Según el artículo 14 de la Ley sobre tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial, “no puede circular por las vías objeto de esta Ley el conductor de cualquier vehículo con presencia de drogas en el organismo, de las que se excluyen aquellas sustancias que se utilicen bajo prescripción facultativa y con una finalidad terapéutica, siempre que esté en condiciones de utilizar el vehículo conforme a la obligación de diligencia, precaución y no distracción”. Además, “el conductor de un vehículo está obligado a someterse a las pruebas para la detección de alcohol o de la presencia de drogas en el organismo”. Es decir, negarse a someterse a las pruebas conlleva un delito de desobediencia y la pena asociada puede ser de entre seis meses y un año de prisión y privación del derecho a conducir de uno a cuatro años.
Si hay un resultado positivo en un control y los agentes de la autoridad consideran que la persona no está conduciendo bajo los efectos de la sustancia tendría como consecuencia una infracción administrativa que conllevaría:
─La retirada de 6 puntos del carnet
─La multa de 1.000 euros (la reducción del 50% si se paga durante los quince días después de la notificación)
─La posible inmovilización del vehículo (bajo criterio de las autoridades competentes)
Si se produce un resultado positivo en un control y, en este caso, los agentes de la autoridad consideran, además, que se incurre en una de estas situaciones:
─La persona está conduciendo bajo los efectos de la sustancia o haya síntomas claros
─Se pueda relacionar alguna infracción a consecuencia del consumo
─La persona se haya visto involucrada en algún accidente de tráfico
Estos supuestos constituirían una infracción penal que conllevaría:
─La inmovilización del vehículo
─Las autoridades levantarían atestado.
─De 3 a 6 meses de prisión o multa diaria a pagar de entre 6 a 12 meses o prestaciones a la comunidad
─La retirada del permiso de conducir, de 1 a 4 años
¿Cómo se realiza un control de drogas?
- Se inicia con la toma de una muestra de saliva, procedimiento realizado en dos pasos diferentes. El primero, conocido como prueba indiciaria, sirve para detectar la presencia de sustancias ilegales. Si se produce un resultado positivo en esta primera prueba, se pasará a realizar la segunda, justo a continuación, conocida como prueba evidencial, para detectar el tipo de sustancia y su cuantificación. En el caso de resultado positivo en esta segunda prueba, el conductor no puede seguir circulando con su vehículo, que será inmovilizado.
- Simultáneamente a la toma de la muestra de saliva, el agente realiza una valoración de los signos externos del conductor que pueden influir en la conducción: nerviosismo, temblor, etc., que se incorporan al expediente sancionador. Esta valoración será de vital importancia, ya que supone la diferencia entre una multa administrativa, o una acción constitutiva de delito.
- Tras el segundo resultado positivo (o prueba evidencial) y antes de abandonar el control, el conductor puede solicitar una prueba de sangre para contrastar los datos ofrecidos por la muestra de saliva, que será llevada a cabo por personal sanitario en un centro hospitalario. En caso de que los resultados sean igualmente positivos, los gastos de dichas pruebas correrán a cargo del solicitante.
- Las muestras de saliva (y de sangre, en caso de haberse solicitado) se envían al laboratorio. Las medidas de seguridad en el traslado son muy altas: se transportan en tubos precintados, dentro de neveras precintadas, en vehículos expresamente dedicados al transporte de muestras biológicas, etc. Además, debe existir una cadena de custodia para asegurar que no se alteran de ningún modo las pruebas recogidas.
- Cuando llegan al laboratorio, el personal especializado comprueba que se han cumplido las condiciones de seguridad, vacían su contenido, y se revisa toda la documentación, registrando fecha y hora de recepción. A continuación, se procede a registrar las muestras, que están listas para ser analizadas.
- El análisis se realiza mediante un cromatógrafo de gases y un espectrómetro de masas, que son los que determinarán qué tipo de droga hay en la muestra y la cantidad.
- Los resultados son validados uno a uno por personal facultativo especializado. El informe final completo se enviará a la correspondiente jefatura de Tráfico, para continuar su tramitación.
Las sanciones económicas admiten recurso ante la administración competente. Eso sí, si se decide recurrir, se pierde la posibilidad de beneficiarse del pago reducido, en caso de que el recurso no prospere y se tenga que abonar la sanción. En 2018 un juzgado de Oviedo dictó una sentencia favorable a un conductor multado por un resultado positivo a cannabis, ya que entendió que el procedimiento administrativo llevado a cabo había vulnerado una serie de derechos fundamentales que atentan directamente contra el derecho a la defensa que tiene que asistir a cualquier ciudadano.
Es importante entender que existen varios factores de los que depende el tiempo que los metabolitos del cannabis permanecen en el cuerpo: a) la cantidad de sustancia consumida, b) el tipo de consumo: si es esporádico o crónico, c) el metabolismo de cada persona (ritmo de eliminación de cada individuo) y d) la presencia de otras patologías o problemas de salud.
Algunos estudios revelan que la duración del THC en saliva es de 12 horas pero otros lo amplían a 2 o 3 días; en sangre (valores aproximados), para consumos esporádicos, la duración es hasta 4 días y en el caso de consumos crónicos, hasta 7 días.
Lo cierto es que la prueba de consumo de drogas también tiene un punto de corte, es decir, una cantidad concreta a partir de la cual da positivo. El aparato utilizado en el Estado español es mayoritariamente el Draeger Drugtest 5000 y, con respecto al cannabis da positivo a 5 nanogramos de THC. También se utiliza el modelo Alere DDS2, cuyas especificidades técnicas desconocemos.
Los metabolitos del cannabis se acumulan en los tejidos grasos de nuestro cuerpo; es por esto que se van eliminando mucho más lentamente que, por ejemplo, el alcohol, la cocaína o el MDMA. Así pues, una persona con sobrepeso y que fuma con regularidad necesitaría mucho más tiempo para depurar su cuerpo de THC que una persona delgada que solo fume esporádicamente. El ejercicio físico es otro factor importante. Un estudio ha demostrado que los niveles de THC (orina) son considerablemente menores cuando se analizan inmediatamente después de hacer ejercicio.
Es preciso saber que, en caso de existir relación con un accidente, las compañías aseguradoras se desentienden de cualquier gasto y de sus coberturas si el test ha dado positivo. De este modo, se eximen de todas sus obligaciones.
En relación con el CBD, si el producto de consumo es puro y no contiene THC no debería dar positivo al Drogotest, porque no es una sustancia psicoactiva. El problema es que, en el mercado actual y legalmente, el CBD puede ir mezclado con THC (máximo un 0,2%). En este caso, sí que podría dar positivo a THC en un control.
Las evidencias científicas sobre la posibilidad de tener más siniestralidad al conducir bajo los efectos del cannabis son contradictorias. La mayoría de los estudios existentes son investigaciones llevadas a cabo con simuladores de conducción y/o utilizando pruebas neuropsicológicas de ejecución psicomotora, así como estudios basados en encuestas.
En 1998 se elaboró en Alemania un estudio de campo en las puertas de discotecas con 241 sujetos que habían consumido drogas y que iban a conducir, o habían conducido, un coche en aquel momento. Con un simulador utilizando un ordenador portátil y una palanca de control, los voluntarios tenían que mantener un coche en medio de una línea mientras conducían a 80 km/h por una carretera con curvas. También se recogieron muestras de sangre y saliva. Se halló que el consumo solo de cannabis o de éxtasis/anfetamina no producía efectos adversos en la tarea, pero sí su combinación, así como después del consumo de alcohol y/o la combinación con alguna de las mencionadas drogas. No obstante, la muestra de usuarios de cannabis era de tan solo 39 sujetos y el simulador carecía probablemente de validez ecológica.
En un metanálisis publicado en 2012, que recogía todos los estudios publicados hasta la fecha, no se llegó a un consenso respecto a si el riesgo de colisiones es superior o inferior bajo los efectos del cannabis. En un estudio más reciente, llevado a cabo en el contexto de laboratorio, se administraron diferentes dosis de THC y de alcohol a 80 voluntarios (40 para THC y alta dosis de alcohol y 40 para THC y baja dosis de alcohol), utilizando un simulador que reproducía bastante fielmente las condiciones reales. De nuevo, se halló que la combinación de THC con alcohol afectaba negativamente la capacidad de conducción, con mayor incidencia en la condición de conducción nocturna, tanto en usuarios habituales de cannabis como en los esporádicos. Se confirmó también el hecho observado en previas investigaciones que la combinación de alcohol con cannabis aumenta las concentraciones de THC en sangre. Según los investigadores, a pesar de las diferencias entre grupos en la ejecución de las pruebas, el grado de afectación general en todas las condiciones de tratamiento fue sutil. También, como se trata de un estudio exploratorio, se necesitan más estudios para poder confirmar los hallazgos de dicho estudio.
Un estudio de 2015 publicado, en el que no se utilizó un simulador de conducción sino pruebas neuropsicológicas como indicadores de posibles alteraciones psicomotoras en la conducción, halló que los consumidores ocasionales de cannabis realizaban peor las pruebas bajo los efectos del THC que los usuarios frecuentes, lo que indica que existe la posibilidad de que los consumidores frecuentes desarrollen cierta tolerancia a los efectos psicomotores del cannabis. También se halló que la afectación a la conducción debida al THC depende de la dosis, es decir, a mayor dosis de cannabis mayor afectación a la conducción.
En otro estudio, llevado a cabo con 75 sujetos de entre 18 y 25 años que habían referido consumir cannabis, como mínimo, una vez en los últimos doce meses, se estudió tanto el estilo de conducción autoreferenciado bajo el consumo de cannabis como los efectos objetivos en un simulador en condiciones normales (sin la administración de cannabis). El hallazgo fue que los consumidores de cannabis autoreferían un estilo de conducción arriesgada, que incluye una amplia gama de conductas imprudentes en la carretera. También se halló una tasa más elevada de conductas temerarias en la prueba del simulador. No obstante, dichos resultados pueden tener más que ver con la franja poblacional específica estudiada (18-25 años) o con un problema de autoselección de la muestra: a causa del hecho de que la simulación se realizó en condiciones normales (sin administración de cannabis), quizá los resultados se deban más a un estilo concreto de personalidad de la muestra estudiada que al hecho de ser consumidor de cannabis. De hecho, un estudio en el que se revisaron las principales investigaciones, tanto las llevadas a cabo en un contexto de laboratorio como de tipo epidemiológico, llegó a la conclusión de que, por el hecho de que los conductores que han consumido cannabis tienen mayor conciencia que sus capacidades están alteradas, tienden a compensar de forma efectiva la alteración mediante la utilización de una variedad de estrategias de comportamiento, como conducir más lentamente, realizar menos adelantamientos y dejar más espacio entre ellos y los coches de delante. También se constata el hecho de que la combinación de marihuana con alcohol elimina la posibilidad de utilizar dichas estrategias de manera efectiva.
Lo que sí que aseguró un estudio es que bajo los efectos agudos del cannabis la habilidad para llevar a cabo varias tareas al mismo tiempo empeora. En este sentido, la conducción se podría ver afectada. Un estudio de 2018 llegó a la conclusión de que los consumidores habituales de marihuana tienen un tiempo de reacción más lento, mayor control de la velocidad y mayores dificultades que los abstinentes de cannabis para ajustarse a la velocidad del vehículo que va delante.
En definitiva, la forma más sencilla de evitar dar positivo en el Drogotest, si se ha consumido cannabis, es no conduciendo. Si se debe conducir, es mejor espaciar el tiempo entre el último consumo y la conducción. La propia seguridad y la del resto de personas son más valiosas que cualquier multa de tráfico. Las relaciones entre el consumo de marihuana y la siniestralidad al volante no son todavía claras del todo y se deben realizar estudios utilizando muestras más amplias, comparando la ejecución en simuladores entre consumidores frecuentes e infrecuentes, estratificando por edad y por género, y controlando variables como el consumo de alcohol y/u otras drogas.
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